El Triásico, primer periodo de la era Mesozoica, fue una etapa de transición tras la gran extinción del Pérmico. Aunque comúnmente se asocia esta era con los dinosaurios, fue también el momento en que aparecieron los primeros mamíferos: pequeños animales nocturnos, similares a musarañas, descendientes de los cinodontos hace unos 215 millones de años.
Durante este periodo también se produjo un avance evolutivo
clave entre los insectos, con la aparición de la primera especie que completaba
una metamorfosis total.
En los océanos, especies como los notosaurios, placodontos e
ictiosaurios dominaron las aguas. Los ictiosaurios, con cuerpos similares a los
delfines, alcanzaban hasta 15 metros y se alimentaban de peces y moluscos. Los
notosaurios, adaptados a la vida marina, fueron de los primeros reptiles
oceánicos, aunque tanto ellos como los placodontos desaparecieron al final del
Triásico.
En tierra, los primeros dinosaurios surgieron hacia mediados del periodo y comenzaron a expandirse rápidamente hacia su final. Entre ellos destacaron los terópodos y prosaurópodos, como Procompsognathus y Plateosaurus. En un ecosistema con poca competencia, estos dinosaurios ocuparon rápidamente los nichos ecológicos disponibles.
También aparecieron los pterosaurios, pequeños
reptiles voladores con alas sin plumas, que planeaban entre los árboles. Uno de
los más antiguos fue Eudimorphodon, y ya al final del Triásico podían
realizar vuelos más prolongados.
El periodo concluyó con otra extinción masiva, menos severa
que la del Pérmico, pero lo suficientemente significativa como para eliminar a
los reptiles mamiferoides, tecodontos y rincosaurios, abriendo paso al dominio
absoluto de los dinosaurios durante el resto del Mesozoico.
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