El 27 de mayo de 1812 es recordado por el coraje con que un grupo de mujeres enfrentó al Ejército Realista, comandado por José Manuel de Goyeneche, quien marchaba triunfante tras su victoria sobre las fuerzas patriotas de Esteban Arze, el 24 de mayo de 1812, en la batalla del Quehuiñal, en Pocona.
Lo que Goyeneche no esperaba era una nueva insurrección
apenas tres días después. En la villa de Cochabamba, un grupo de mujeres,
lideradas por la célebre “Doña Chepa” —una anciana ciega, identificada como la
autora de la frase: "Si no hay hombres, nosotras defenderemos"—, se
atrincheró en la colina de San Sebastián para defender la patria.
Los relatos históricos narran que las mujeres
desempeñaron un papel protagónico en aquella jornada del 27 de mayo. Tomaron
las armas y defendieron con heroísmo y valentía la causa libertaria, asumiendo
de forma espontánea el liderazgo político y militar, que en ese momento se
encontraba descabezado y desmoralizado. Enfrentaron a tropas realistas
brutales, decididas a imponer un castigo ejemplar tras su victoria en
Quehuiñal.
La lucha fue intensa y desigual. Se cuenta que muchas
mujeres, impulsadas por un espíritu combativo, ocuparon los puestos de sus
esposos o hijos. El combate habría tenido lugar en horas de la tarde, durante
aproximadamente tres horas. Algunas crónicas indican que murieron unas 30
mujeres, algunas de ellas fusiladas en el acto.
Fueron mujeres del pueblo, humildes, de
extracción popular, cuyas acciones dejaron una huella imborrable en la historia
de la lucha por la independencia.
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